jueves, 11 de mayo de 2017

Lloré en London...

El frío intenso que hace ver el aliento como humo  y hace resonar más la respiración, se dejaba sentir menos y cada vez menos por las emociones de andar en tierras desconocidas, entre lo novedoso, en lo diferente, en lo "bonito" de este lado del continente, andaba por las calles de London listo para abordar el bus con maletas y boleto en mano, con incertidumbre sí estaba en el punto correcto, hablándome todo el tiempo en mi mente, "no podes cometer errores, sereno, tranquilo, todo saldrá bien", pues andaba de aeropuerto en aeropuerto, entre distancias estimadas entre una hora y media en bus al próximo destino, y equivocarme en abordar un bus diferente me haría perder el próximo vuelo para la siguiente conexión, jalando maletas por todos lados, con temor a perderme y por supuesto gastar más de lo previsto. Cuando ya estaba dentro del bus que anunciaba por alta voz las paradas cada 20 minutos, me dije: Qué hago acá?


Y al primerito que recordé fue a don Enrique Santos mi padre, este señor de tez morena, ojos rasgados, peinado a un lado, sereno, noble y generoso.
Que después de encontrarme excitado por el viaje, recordé que él fue la inspiración para iniciar con las actividades de la Asociación  Donamor, y entonces al recordar episodios de la vida que viví con él -lloré en Londón, lloré entre sus calles y avenidas, que aunque quería evitarlo, no podía, entre más intentaba contenerme menos podía dejar de hacerlo, porque anduve compartiendo noticias de estas actividades en varios lugares con conocidos, amigos y con todos aquellos que me dieron una oportunidad para hablar de Donamor, entidad que represento y que fue el motivo de empezar con esas pequeñas acciones que me hacían sentir que así estaba tratando de reivindicar la memoria de don Quique como le decían sus vecinos, compañeros de trabajo, hermanos de la congregación de su iglesia y amigos. Don Quique que un día viernes santo los efectos colaterales de la violencia le arrebataron sus deseos de vivir en manos de dos jóvenes, que talvez andaban con las mismas ganas de vivir que él, que bajo efectos de drogas no contralaron su actos perversos contra su integridad física.  :(
-Lloré en London al sólo pensar que mi viejito no tenía idea (o a lo mejor sí) hasta donde me encontraba compartiendo noticias de logros alcanzados en estos años de trabajo y experiencias entre la niñez y juventud.




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