En las actividades de esta noble labor de la docencia pasa cada vivencia, que no, nos lo cuentan, se
vive en el propio pellejo, que luego trae un cumulo de experiencias y luego éstas evocan recuerdos.
Centro histórico ciudad de |
Pasando por alguna de estas vivencias en la docencia, recuerdo que se han realizado diferentes movimientos masivos en los que en una u otra ocasión se levanta la voz para exigir el cese o el paso a asuntos de interés o fin común.
Mis días de docente |
Uno de estos movimientos se dio allá por el año 2010, después de varias jornadas sin atender a estudiantes adolescentes, ellos pasaban en sus hogares sin clases y después de varias tardes y
Los días de lucha! |
semanas de reuniones en los alrededores de nuestra escuela y con cientos o miles de colegas apoyando el movimiento magisterial en pleno centro de la ciudad de Guatemala, es decir sin dar clases, se volvía en mi caso un poco desesperante, pues nos reuníamos a hacer presencia alrededor de 4 a 5 horas en el mismo lugar.
La situación económica de alguna manera se dejaba sentir en la billetera, empezaba a cuestionarme ¿sí estaba en los lugares laborales correctos, sí estaba generando lo suficiente o no, para cubrir el presupuesto personal y familiar?, pero como había suficiente tiempo para pensar y repensar la situación, por un momento me llegó a arrinconar el asunto cuando vi en la bolsa de mi pantalón Q.3.00 al rededor de 50 centavos de dólar único patrimonio económico :( :( ¡no lo podía creer! rehusandome a esa cruda realidad, fui al primer cajero automático (ATM) a corroborar que esto no podría ser cierto, que debería tener algo de dinero en la cuenta del banco, esa esperanza de desvaneció cuando vi la realidad Q.00.00, días atrás había sido víctima de un robo, como le ha tocado a muchos de compatriotas, situación que me llevó a la quiebra de un negocio 3 en 1; era una venta de lubricantes y accesorios automotrices, un car-wash y un pinchazo (reparación de neumáticos) que funcionan en el mismo local; negocio que había emprendido años atrás y que lamentablemente y para mala fortuna no tuve otra opción más que cerrar, con todo el dolor que me llenaba ver como se desvanecía un sueño y asumir las perdidas derivadas del saqueo, a raíz de este robo vinieron días de moras por atrasos de pagos, llamadas de cobro, egreso tras egreso para solventar los compromisos con los acreedores que en su momento me surtían de materiales, y me tocó dar la cara, llegar a acuerdos de pagos y salir adelante. En ese entonces era micro empresario y docente, que después de la pérdida, me quedaba solo la docencia y estábamos en huelga.
Aceitera, car wash y pinchazo (en honor a mi viejito) |
En una de esas largas tardes de huelga, que aunque todo era a mi alrededor era de colores, yo lo estaba viviendo todo gris, con esos tres billetes de a un quetzal, me acerqué a una esquina del portal en una concurrida sexta avenida, que es una de los pocos apreciados lugares para caminar tranquilamente, me detuve y compré un periódico para enterarme de las noticias recientes con mí último dinero, el vendedor de periódicos era un señor muy adulto entre 65 a 70 años tal vez, greñudo, con barba canada, gorra y con apariencia sucia, me dijo: "En qué le puedo servir joven", deme un periódico le dije, y sabía que se iba mi último capital, él me da el periódico y me vuelve a decir: "A veces las situaciones económicas nos ponen en aprietos, pero usté no se preocupe, menos por dinero, porque al dinero le pasa lo que dice la biblia: A las riquezas les salen alas y se van, entonces no hay porque preocuparse tanto joven, Dios no nos deja".
Aunque ya ha pasado el tiempo, todavía recuerdo el impacto que tuvo en mí, esas palabras cuando me llovía sobre mojado, me deja pensando aún el revolú que estaba viviendo y la riqueza de las potentes palabras de este viejito, que llegaron en el momento justo, como anillo al dedo. Ahora traigo ese recuerdo viendo en estos momentos como las circunstancias actuales de muchas personas no sólo acá en nuestro país sino al rededor del mundo están experimentando en carne propia... "A las riquezas les salen alas y se van" (que tiempo después supe que está en el libro de Proverbios). Y vale recordar esas palabras que me dejó resonando, que años después siguen en la memoria, para que la confianza no se quebrante.