La semana anterior estaba en la preparación de varias actividades, entre, ellas una Jornada Médica en el Departamento de Alta Verapaz a 4 horas de la ciudad, exactamente en el Municipio de Tactic, acompañado de amigos y mí familia, compartiendo en un ambiente muy cordial por parte de nuestros anfitriones, con un clima delicioso, es decir ni muy frío ni mucho calor para mí preferencia, qué más se podía pedir. Desde altas horas de la noche hasta las primeras de la mañana nos tocó que preparar los detalles para que todo caminará, como decimos comúnmente, "sobre ruedas" y todo saliera bien, las noches fueron alumbradas naturalmente por una hermosa y robusta luna llena, esto quiere decir que la noche lucía preciosa. De la casa en donde nos hospedamos para el lugar en donde se iba a realizar la Jornada había que caminar un tiempo aproximado de 5 minutos, tiempo adecuado para apreciar las nutridas montañas de pinos y demás vegetación, en esta pequeña caminata nos teníamos que atravesar el cementerio, entre tumbas, uhhhhh!!!
Íbamos caminando por la noche en medio del cementerio, con muertos que han sido enterrados al nivel del suelo que había que tener cuidado de no pisarlos; cuando de repente se oye el llanto de una niña, que ayayayyyyy, mejor ni les cuento la carrera que dí en ese momento, al otro día me entere que es una niña vecina del lugar que padece de una enfermedad pero que le da por llorar, ah bueno, dije en tono calmado, imagínense que se puede pensar caminando entre muertos. Lo bueno es que Gracias a Dios todo salió muy bien y con ganas de volver a compartir con todas las personas que vinieron de distintas aldeas a esta jornada.
Desde Guatemala, es un espacio para comentar EXperiencias que me permiten aprender de la vida.
miércoles, 24 de julio de 2013
Amistad y docencia.
Una buena parte de personas que se dedican a la docencia se comprometen de tal forma, que siempre hay pinceladas de creatividad, emotividad y pasión en lo que se emprende. Cada caso, cada circunstancia se va volviendo un reto que no se puede hacer a un lado, ni se puede ignorar, sino que nos va comprometiendo a darle seguimiento y a estar allí cuando se necesita.
En una de las tantas vivencias dentro de las aulas de en el sector educativo oficial en la que llegó mi turno de experimentar, fue un caso que me retó a dar más de una cátedra de treinta y cinco minutos no sólo de conocimientos del área profesional sino, un poco de comprensión; amor; compañerismo y algunos valores morales, fue a raíz de escuchar de los labios de los propios estudiantes y de sus expresiones conductuales, es aquí en donde aparece Bryan (un estudiante) y me dijo: Profe, sabe, ¿que lo que más me haría feliz en este mundo?...si decíme, le dije...él respondió darle lentamente de batazos a mi papá, no con un bate de madera sino de aluminio para que le duela más, pero darle solo en lugares claves, como en la cabeza, en la columna, en los genitales y luego amarrarlo( le brillaban los ojos grandes, con la piel colorada, colorada), meterlo en algún lado y allí dejarlo y que nadie sepa donde está (con una pequeña risa, como cuando se obtiene un logro espontaneo)...
Traté de no sorprenderme ante tal comentario, dejé que siguiera hablando,...se merece eso y más, me dijo; a lo que le respondí, y ¿por qué crees que merece eso?, sin titubear me dijo, pues por dejarnos de pequeños sin que le importara sí comíamos o no, sí teníamos zapatos o no, sí necesitábamos ir al médico o no, se merece todo eso por abandonarnos.
Ante tal situación la charla fue dándose entre altibajos de tonos y emociones (de ambos), ¿qué podía decir? ¿qué quitaba la rabia, la amargura, el odio enraizado en ese momento?
Lo único que ahora recuerdo es, que fue el inicio de una buenísima amistad entre el "profe" y Bryan. :) en la cual me dio mucho gusto que me viera como un Amigo y no como su profe.
En una de las tantas vivencias dentro de las aulas de en el sector educativo oficial en la que llegó mi turno de experimentar, fue un caso que me retó a dar más de una cátedra de treinta y cinco minutos no sólo de conocimientos del área profesional sino, un poco de comprensión; amor; compañerismo y algunos valores morales, fue a raíz de escuchar de los labios de los propios estudiantes y de sus expresiones conductuales, es aquí en donde aparece Bryan (un estudiante) y me dijo: Profe, sabe, ¿que lo que más me haría feliz en este mundo?...si decíme, le dije...él respondió darle lentamente de batazos a mi papá, no con un bate de madera sino de aluminio para que le duela más, pero darle solo en lugares claves, como en la cabeza, en la columna, en los genitales y luego amarrarlo( le brillaban los ojos grandes, con la piel colorada, colorada), meterlo en algún lado y allí dejarlo y que nadie sepa donde está (con una pequeña risa, como cuando se obtiene un logro espontaneo)...
Traté de no sorprenderme ante tal comentario, dejé que siguiera hablando,...se merece eso y más, me dijo; a lo que le respondí, y ¿por qué crees que merece eso?, sin titubear me dijo, pues por dejarnos de pequeños sin que le importara sí comíamos o no, sí teníamos zapatos o no, sí necesitábamos ir al médico o no, se merece todo eso por abandonarnos.
Ante tal situación la charla fue dándose entre altibajos de tonos y emociones (de ambos), ¿qué podía decir? ¿qué quitaba la rabia, la amargura, el odio enraizado en ese momento?
Lo único que ahora recuerdo es, que fue el inicio de una buenísima amistad entre el "profe" y Bryan. :) en la cual me dio mucho gusto que me viera como un Amigo y no como su profe.
lunes, 1 de julio de 2013
No a todos nos toca igual...
Hace un par de días atrás conocí a Ezequiel, un joven de 25 años edad, originario de las tierras frías del occidente, San Marcos, que por falta de oportunidades en su tierra natal, emigró a la ciudad con la esperanza de encontrar mejores "condiciones de vida", tenía una actitud de servicio y de respeto que en muchos años no había visto, no es difícil que uno se conmueva ante estas situaciones.
Él, como decenas de hombres de su edad y aún mayores que él, están todos los días recorriendo las calles y callejones congestionadas del mercado famoso, "la terminal" de la zona 4 , con un lazo liviano en el hombro, como herramienta indispensable de trabajo.
Cuántos de nosotros no nos levantamos un día con el sentimiento de aburrimiento de la misma rutina diaria, ... ir al mismo trabajo, con las mismas personas, el mismo jefe, en el mismo lugar...
-Cuál es tu horario de trabajo-, pregunté, "empiezo todos los días a las 3 de la mañana y término a las 6 de la tarde". ¿tooodos los días? le dije, un poco asombrado pero disimulando, y me respondió afirmativamente.
Cuánto hacés de dinero diario aproximadamente pregunté, "como Q 60.00 cuando hay buen trabajo, mí hermano hace casi lo mismo también".
Cuando llegue a mi destino después de caminar como 1 Kilómetro aproximadamente y compartir un coca cola, le pregunté, ¿Cuánto te debo?, y me responde: "No sé cuánto me vas dar", con un tono suave, mirada al suelo, como sin conciencia del valor de su trabajo. Nos despedimos, me dio la mano efusiva-mente a manera de saludo con cortesía, se despidió con un penetrante ¡Dios te bendiga!
Esto me hace reflexionar con que debe valorar el trabajo, no a todos nos toca igual...
Y repercute en mis pensamientos,
¿Cuántas oportunidades les han sido vedadas a estas personas?
Él, como decenas de hombres de su edad y aún mayores que él, están todos los días recorriendo las calles y callejones congestionadas del mercado famoso, "la terminal" de la zona 4 , con un lazo liviano en el hombro, como herramienta indispensable de trabajo.
Cuántos de nosotros no nos levantamos un día con el sentimiento de aburrimiento de la misma rutina diaria, ... ir al mismo trabajo, con las mismas personas, el mismo jefe, en el mismo lugar...
-Cuál es tu horario de trabajo-, pregunté, "empiezo todos los días a las 3 de la mañana y término a las 6 de la tarde". ¿tooodos los días? le dije, un poco asombrado pero disimulando, y me respondió afirmativamente.
Cuánto hacés de dinero diario aproximadamente pregunté, "como Q 60.00 cuando hay buen trabajo, mí hermano hace casi lo mismo también".
Cuando llegue a mi destino después de caminar como 1 Kilómetro aproximadamente y compartir un coca cola, le pregunté, ¿Cuánto te debo?, y me responde: "No sé cuánto me vas dar", con un tono suave, mirada al suelo, como sin conciencia del valor de su trabajo. Nos despedimos, me dio la mano efusiva-mente a manera de saludo con cortesía, se despidió con un penetrante ¡Dios te bendiga!
Esto me hace reflexionar con que debe valorar el trabajo, no a todos nos toca igual...
Y repercute en mis pensamientos,
¿Cuántas oportunidades les han sido vedadas a estas personas?
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